miércoles, 9 de julio de 2014

EL ESTADO DE GUATEMALA : AVANCES Y DESAFÍOS EN MATERIA EDUCATIVA

                                        



La educación como expresión de desarrollo humano es un objetivo de largo alcance. Sus logros e impactos personales y colectivos no se perciben inmediatamente, sino con la observación de los cambios sociales positivos que genera en las personas y en la sociedad o, de manera inversa, de los efectos negativos que propicia la exclusión educativa.  La Constitución Política de la República de Guatemala promulgada en 1985 estableció la educación gratuita hasta el ciclo básico del nivel medio.  A dos décadas y media de esa fecha, la escolaridad promedio de la población joven (15-24 años) que nació entre 1986 y 1995 es más alta que la de la generación precedente, pero todavía menor a nueve años de educación. 

El Estado guatemalteco ha tenido limitaciones para garantizar el acceso educativo que supone concluir el ciclo básico del nivel medio.  Esto ha ocurrido, entre otras razones, porque el Estado, contando con insuficientes recursos financieros, ha tomado decisiones de asignación selectiva relativas a niveles educativos (primaria  versus secundaria), idiomas de enseñanza-aprendizaje (español  versus otros idiomas nacionales indígenas), modalidades de entrega (educación bilingüe intercultural versus otras), ubicación de institutos (área urbana versus área rural) y otros componentes.  Esto se ha traducido en limitaciones para incrementar las oportunidades educativas, históricamente escasas,  para cohortes que nacieron en las últimas décadas, especialmente en áreas postergadas.


Existe un cuaderno titulado  '' El Estado de Guatemala: avances y desafíos en materia educativa'' , busca inspirar una lectura reflexiva.  Por un lado, los análisis muestran que los indicadores educativos de alfabetización y cobertura al final de la primera década del siglo XXI son mejores que los que se tenían hace 20 años, aunque revelan brechas que desfavorecen al área rural, a pueblos indígenas y a las mujeres. Los indicadores de paridad de género también muestran progresos desde una referencia de mediados de la década del 90, aunque subrayan la necesidad de disminuir las brechas por área y etnicidad.  Sin embargo, los indicadores de logro académico, los que miden los aprendizajes en matemática y lectura que alcanzan niñas y niños,  mujeres y hombres jóvenes al final de la primaria, el ciclo básico o el ciclo diversificado, son alarmantes.  Revelan las grandes debilidades del sistema educativo, cuya rectoría corresponde al Estado, y en el cual participan como proveedores los sectores público, privado y cooperativo (y en forma mínima, el municipal).  También lo son  los indicadores de desnutrición crónica en la población escolar que se miden en los alumnos y alumnas de primer grado de primaria del sector público, ya que ésta incide desfavorablemente en el desempeño escolar y en  las oportunidades futuras. Así, por un lado, los avances permiten ver progresos en indicadores en un período específico y reflexionar sobre la adecuación o inadecuación, continuidad o discontinuidad de políticas educativas.  

                                                       













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